Romanticismo el romanticismo
es considerado como una de las reacciones antes el academicismo neo clasista,
pero también puede ser interpretado como una ideología opuesta al antiguo orden
social esto se manifestó través de un planteamiento revolucionario en el arte
de la afirmación de la libertad absoluta, esto pasando en el romanticismo La
poesía está ligada tanto al amor como a la desdicha: el poeta sólo nos sugiere
un vehículo por donde transitar.
El neo romanticismo: Los
versos son suyos, pero el amor y el dolor son nuestra propiedad, ya que para
sentir placer con la lectura de la mejor poesía debemos aportar algo
fundamental: la experiencia. Es un análisis del periodo neo romanticismo, en el
arte como la literatura. Desde la política a las perspectivas económicas de la
Revolución Industrial. Es una crítica del período neo-romántico. Desde el punto
de vista de la Revolución Industrial europea. La descripción del contexto
físico y natural en el que se ha desarrollado el paisaje cultural de la Serra
de Tramontana es el primer paso para poder comprender los factores naturales
que han condicionado el desarrollo social y económico de los pueblos y
habitantes el neo romanticismo no es malo solo que hay que saber cómo realizar
este tipo de poderío en cuanto a la fe y héroe que podemos conocer al
trascursos de los años.
Óscar Arnulfo Romero, nació
en El Salvador, América Central; en Ciudad Barrios departamento de San Miguel
en un día 15 de agosto de 1917. Era el segundo de ocho hermanos su padre se
llamaban Santos y su madre Guadalupe. Formaban una familia humilde y modesta. Su
vida terminó el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa a las 6:15 p.m. en
la capilla del Hospital Divina Providencia en San Salvador, donde fue su hogar
en los tres años que duró su ministerio. La noticia de su asesinato fue dada en
los medios de comunicación por Monseñor Ricardo Urioste diciendo, El pueblo
bueno de El Salvador está de luto, han matado a Monseñor Romero.
Obispo de Santiago de María.
En esta sede comenzó a aproximarse a la difícil situación política de su país,
donde desde hacía décadas gobernaba el Ejército. Se implicó de lleno en la
cuestión una vez nombrado arzobispo de El Salvador en 1977. Sus reiteradas
denuncias de la violencia militar y revolucionaria, que llegaba hasta el
asesinato de sacerdotes, le dieron un importante prestigio internacional. Ello
no impidió que, al día siguiente de pronunciar una homilía en que pedía a los
soldados no matar, fuese asesinado a tiros en el altar de su catedral.
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